miércoles, 18 de agosto de 2010

Una casa en el barrio


La imagen que observan, donde esquineras confluyen las calles Luis Montoto y Marqués del Nervión, es un vivo ejemplo del regionalismo sevillano arquitectónico que preponderó en el primer tercio del siglo XX y dotó de singular personalidad a nuestra Sevilla de mis entretelas. Su autoría se debe a uno de los más preclaros protagonistas –Aníbal González, Juan Talavera y Heredia, Antonio Arévalo Martínez, los Gómez Millán, entre otros muchos coetáneos- de este movimiento artístico, José Espiau y Muñoz (1879-1938), Arquitecto Espiau según los términos con que firmaba sus proyectos más destacados.

El edificio fue construido en torno a 1920 como prototipo de villa familiar de las que apenas sobreviven en el barrio, entonces extramuros y residencial de Nervión, que por estas fechas se iba conformando. El chalet “Villa Josefina” cuyo promotor fue Ricardo Luque Luna, ha pasado por diversos usos en su dilatada historia como su reforma en 1941 para convertirse en hospital -Clínica Nuestra Señora de Regla- o en las últimas décadas restaurante de las delicias gastronómicas a orillas del Duero -Asador de Aranda-.

Innumerables obras regionalistas de su manufactura, también un par de guiño inicial modernista, jalonan nuestra urbe para gozo de los que aún pueden disfrutar de su arte: El edificio “Ciudad de Londres” en la esquina de Cuna con Cerrajería, el edificio de “la Adriática” o las casas de Antonio González fronteras a la Puerta de San Miguel de la Catedral en la Avenida de la Constitución, el edificio de Pedro Roldán en la Plaza del Pan, o el insigne Hotel Alfonso XIII junto a la Puerta Jerez son testimonios de la Sevilla que se reinventa con el transcurso de los tiempos.

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